
La selección española saltó al césped del Free State de Bloemfontein ante menos público todavía del que se dio cita en Rustenburgo. Eso fue al inicio, y no es que la selección no tenga tirón o que el interés por el fútbol en Sudafrica sea nulo, que no es el caso, sino que los siete euros que cuestan las entradas más populares son un sacrilegio para buena parte de la población.
La FIFA, vista la pobre imagen que presentaban las gradas, decidió abrir las puertas del estadio en una determinación prácticamente sin precedentes.
Normalmente las decisiones del máximo organismo futbolistico hacen plantearnos a que juega este organismo, pero hoy por primera vez en mucho tiempo, he de aplaudir su decisión de dejar entrar a la gente al campo, hizo de un partido insulso gracias a la ultradefensa de Iraq, un espectáculo digno de un gran partido internacional. Además el solo ver la felicidad de esa gente que no vive en las mejores condiciones, pasarlo en grande, y tener la oportunidad de disfrutar del fútbol, merecía la pena ver el partido.
Chapeau por la FIFA.
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